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Carcharodon Megalodon - Carcharocles Megalodon(1ª parte)

Carcharodon Megalodon - Carcharocles Megalodon(1ª parte) Carcharodon Megalodon - Carcharocles Megalodon

El Carcharodon Megalodon dominó los océanos durante setenta millones de años, era como un gran tiburón blanco de veinte metros y treinta toneladas, y estaba dotado de células sensoriales capaces de detectar el leve campo eléctrico del movimiento de los músculos de su presa a cientos de kilómetros de distancia. No cabe duda de que era el cazador supremo del planeta durante el Mioceno y el Plioceno (hace entre 25 y 5 millones de años).

Algunas especies de tiburones tienen un tamaño bastante respetable. Afortunadamente, las dos especies mayores, el tiburón-ballena [Rhincodon typus] y el peregrino [Cetorhinus maximus], son peces filtradores, que sólo se alimentan de plancton, por lo cual son inofensivas para el hombre. El tiburón-ballena alcanza los veinte metros de longitud y veinte toneladas de peso; la longitud máxima confirmada del tiburón peregrino, que puede pesar hasta cuatro toneladas, se acerca a los diez metros, aunque se han señalado ejemplares de hasta quince metros de longitud.

El mayor tiburón carnívoro viviente es el jaquetón [Carcharodon carcharias]. Aunque recibe también el nombre de tiburón blanco, en realidad es de color gris azulado; sólo la región ventral es blanca. El jaquetón puede sobrepasar los siete metros de longitud y pesar más de tres toneladas. Pero incluso este tiburón se quedaría pequeño al lado del Carcharocles megalodon, una especie fósil conocida sólamente por sus dientes, de hasta veinte centímetros de longitud, el triple que los dientes del jaquetón, y por algunas vértebras. Se ha calculado que este tiburón podía alcanzar entre quince y veinte metros de longitud total y un peso de treinta toneladas. Recordemos que el Gran Blanco tiene un tamaño medio entre 4 y 7 metros en los machos, aunque hay indicios de que podrían llegar a los 10 metros, algunos fosiles de Megalodon (únicamente dientes debido a su resistencia al paso del tiempo) indica que podrían haber existido ejemplares de Megalodon de 24 metros y cincuenta toneladas.

¿Existe aun el Megalodon?(2ªparte)

¿Existe aun el Megalodon?

El aviador y pescador deportivo Pierre Clostermann, en su libro "Des poissons si grands" (1969), relata, sin citar sus fuentes, un suceso interesante, supuestamente acaecido en 1954: Durante una tormenta en aguas de Timor (Indonesia), el balandro australiano Rachel Cohen sufrió un violento choque. De vuelta en Adelaida, cuando se fueron a realizar reparaciones en el barco en dique seco, aparecieron incrustados en la quilla de madera, formando un semicírculo de casi dos metros de diámetro, diecisiete dientes de jaquetón de unos diez centímetros de longitud y ocho de base, a la altura del eje de la hélice, que estaba torcido. Es muy frecuente que los reflejos de las hélices de los barcos atraigan a los jaquetones; el que atacó al Rachel Cohen debía de medir, de acuerdo con los ictiólogos australianos que, según Clostermann, examinaron el barco, veinticuatro metros de longitud.

La existencia actual del Carcharocles megalodon, o de otra especie de tiburón gigante, podría explicar las observaciones esporádicas, principalmente en aguas australianas y sudafricanas, de enormes tiburones blancos de más de veinte metros de longitud. Algunos de los testigos han sido marinos o pescadores experimentados, por lo que la confusión con otras especies conocidas de tiburones, como el tiburón-ballena o el peregrino, es poco probable. Por otra parte, parece poco verosímil que un predador costero (como se supone que fue el Carcharocles megalodon) tan grande haya pasado desapercibido durante tanto tiempo.

Otros Tiburones casi desconocidos por la Ciencia

Durante la Segunda Guerra Mundial, el arqueólogo estadounidense George Allen Agogino (1921-2000) pudo examinar el cuerpo de un tiburón de casi cuatro metros de longitud en el lago Sentani, en el norte de Nueva Guinea. Sólo se conocen dos especies de tiburones de agua dulce en esa isla, ambos pertenecientes a la familia de los carcarrínidos: el tiburón sarda [Carcharhinus leucas] y el tiburón lanza [Glyphis glyphis]. El primero puede alcanzar los 3,5 metros de largo; el segundo, muy poco conocido, sólo mide un metro, pero se supone que pueden existir ejemplares mayores. El tiburón del lago Sentani podría ser un individuo muy grande de una de estas dos especies, o pertenecer a una nueva emparentada con ellas.

Otras especies desconocidas de cuya existencia se tienen indicios incluyen grandes tiburones en la fosa de Monterey (California); una manta del Pacífico con bandas blancas en las aletas, de la que existen fotografías y filmaciones; y dos tipos de tiburones avistados por naturalistas del Bodega Marine Laboratory de California: un carcarrínido de más de seis metros de longitud y un lámnido de cabeza cuadrada del Pacífico sur tropical.

Liopleurodon Ferox - El terror de los mares (2ª parte)

Liopleurodon Ferox - El terror de los mares (2ª parte) Descrito por Sauvage en el año 1874, el Liopleurodon ferox típico tenía un cráneo de más de 1,5 metros de largo. Su impresionante dentadura estaba formada por dientes del tamaño de un machete, con unas mandíbulas lo suficientemente fuertes como para triturar los huesos de sus presas. Son precisamente estos dientes característicos los que dan nombre a este dinosaurio; Liopleurodon significa “dientes de caras lisas”.

Los ejemplares hallados hasta ahora tenían una longitud media de unos 12 metros, aunque algunos ejemplares grandes excedían los 15 metros. Estos datos son estimaciones basadas en los hallazgos parciales que se conocían hasta el momento: vértebras, trozos de mandíbulas y dientes aparecidos en Inglaterra, el norte de Francia y Rusia. Recordemos que, durante el Jurásico, Europa no era sino una colección de islas dispersas en un mar tropical poco profundo, por lo que los restos de animales marinos son bastante comunes.

El Liopleurodon aparecido en México -el mayor y más completo encontrado hasta ahora- ha hecho que se revisen estos datos; parece ser que un individuo adulto, comparado con el animal hallado, que era joven, podía llegar a medir cerca de 25 metros y tener un peso estimado de alrededor de 50 toneladas. Para hacernos una idea del tamaño que esto representa, recordemos que un cachalote adulto (mamífero, no reptil) de hoy en día que mida unos 22 metros de largo puede llegar a pesar unas 65 toneladas.

Se alimentaba de otros dinosaurios, tiburones, calamares gigantes e Ictiosaurios, dinosaurios con aspecto de delfin. El Liopleurodon tenía cuatro aletas de gran tamaño que le conferían gran potencia. Los adultos tenían una enorme boca de más de 2 metros de largo, llena de dientes el doble de grandes que los del Tiranosaurio, y en la que los dientes del extremo del morro estaban dispuestos en forma de roseta característica.

Precisamente por esta dentadura se sabe que su alimentación era carnívora y que cazaba a otros reptiles nadadores. El registro fósil conserva también restos de las víctimas del Liopleurodon: Ictiosauros (dinosaurios con aspecto de delfín) medio devorados y aletas de otros plesiosauros con marcas de dientes son una clara evidencia de su voraz apetito. Probablemente también se alimentaba de tiburones y de calamares.

Estudios recientes del cráneo del Liopleurodon demuestran que tenía un olfato capaz de “oler en estéreo”, lo que le permitiría identificar perfectamente el origen de los olores y por tanto a sus presas, incluso en situaciones de baja o nula visibilidad.

Mientras que los plesiosaurios gigantes se veían frenados en el agua por su largo cuello (el Elasmosaurus, p.e. tenía más de 70 vértebras en el cuello contra las 20 de un pliosaurio común), el cuello más corto de los pliosaurios les permitía moverse por el agua más deprisa.

Se supone que las hembras salían a tierra para poner sus huevos, excavando un hoyo en la arena en el que ponían los huevos y después volvían al mar arrastrándose. Cuando las crías salían del huevo, tenían que llegar al agua cuanto antes para evitar convertirse en la cena de muchos depredadores.

Liopleurodon Ferox - El terror de los mares (1ª parte)

Liopleurodon Ferox - El terror de los mares (1ª parte) Liopleurodon Ferox - El terror de los mares

Con sus 25 metros y una boca de 3 metros de longitud, El Liopleurodon Ferox es el carnívoro mas grande que jamas ha existido, se cree que era el rey de los mares en tiempos prehistóricos. Este depredador era el mayor de los plesiosauros conocidos. Estos reptiles marinos son primos de los dinosaurios que dominaban la Tierra en el periodo que fue desde 208 hasta hace 65 millones de años. Los restos de estos animales son relativamente comunes y suelen hallarse bien conservados en los diferentes depósitos marinos en los que se han encontrado.

Cuando hablamos del Liopleurodon ferox, hablamos de un dinosaurio marino del grupo de los plesiosauros. Los plesiosauros constituyeron un grupo de dinosaurios, con antepasados terrestres, que evolucionaron para volver al mar, origen de toda la vida de nuestro planeta. Aparecieron en el Jurásico temprano, y se dividen en dos grandes grupos, unos con el cuello largo y la cabeza proporcionalmente pequeña, y otros con el cuello corto y la cabeza grande, hasta un cuarto de la longitud del animal, como el Liopleurodon.

Por sus características físicas se sabe que los pliosaurios, de cabeza grande y cuello corto, tenían menor movilidad pero capturaban presas de mayor tamaño que sus primos de cuello largo. Con todo era un nadador muy ágil, pese a su gigantesco tamaño. Se parecía un poco a las ballenas actuales, tenía un cuerpo musculoso e hidrodinámico, con aletas muy potentes. Era capaz de perseguir a sus presas por los mares del Jurásico a gran velocidad, e incluso es posible que pudiera sumergirse a gran profundidad sin dificultades para perseguir a una presa.

Este gigantesco animal probablemente “volaba” por el mar, tal y como hacen las tortugas marinas de hoy en día. Para avanzar, empujaba hacia abajo las aletas delanteras, y para aumentar la velocidad accionaba hacia atrás las traseras. Este monstruo marino podía mantener una persecución durante largo tiempo, y conseguir su presa cuando esta disminuía el ritmo debido al cansancio.